Cuando no existe el respeto a la institucionalidad

San José de las Matas.-Hemos visto una y otra vez como los funcionarios públicos electos o designados al momento de asumir sus cargos hacen un juramento de respetar y hacer respetar la Cosntitucion y las leyes, algo que olvidan como por arte de magia, y más rápido, que lo que se puede decir berenjena, hechando al saco del olvido su juramento. Peor aún, cuando no son capaces, de respetar la institucionalidad y como grandes caciques implantan su santa y soberana voluntad sin importar que con ello se lleven de encuentro la Carta Magna y todas las leyes habidas y por haber, solo importa lo que el "faraón" le indica y disponga, sin que nadie pueda oponérsele, porque de lo contrario al osado que lo intente se le acusa de opositor, o peor aún se activan las bocinas paga con los dineros del pueblo, para desacreditar y medrantar a quien los cuestione. Mas acentuado, podemos notar estas acciones en los ayuntamientos o gobiernos municipales donde los síndicos se creen verdaderos faraones, amos y señores del dinero y la voluntad del pueblo, con muchas frecuencias vemos que los sindicos entran en conflicto con el Concejo de Rejidores, violando cuando les convienes hasta ,la ejecutoria presupuestaria, sin importarles que esta este tipificada por la ley como un delito penal, pero mucho menos hacen caso de lo establecido para las compras y contrataciones de los ayuntamientos municipales. No se, si es que los sindicos entienden que los recursos que manejan de los ayuntamientos es un patrimonio familiar, o una herencia dejada por sus ancestros, al que no tienen que rendirles cuentas a nadie, ojalá, y es me imagino, el anhelo de la gran mayoría de los dominicanos de una vez y, por todas la Cámara de Cuentos pudiera hacer su labor con transparencia y apegado a los mandatos jurídicos establecidos. El día que la institución llamada por mandato constitucional realice auditoría seria, no quedara un síndico que no valla a los tribunales, a darle cuenta de lo que hizo con el dinero del pueblo. Solo nos queda seguir denunciando las in regularidades cometidas en los ayuntamientos por los faraones que se han endiosados con la complicidad de las instituciones responsables de velar por el buen funcionamiento de los cabildos.