“Leonel, yo sé bien que usted sabía”

De eso no tengo dudas, señor presidente. Han pasado cuatro años, pero de seguro usted no ha olvidado su inusual visita a la embajada. Su objetivo: protestar a la información recibida desde la sede diplomática estadounidense, donde fuesen desglosadas las razones que sustentaban la revocación de las visas de turista a dos de sus generales - Héctor B. Medina y Medina y Manuel de Jesús Florentino y Florentino. Sé que lo recuerda, no se haga el desentendido, porque incluso su protesta quedó plasmada por escrito, a través de un "démarche".

Yo sé bien que usted sabía sobre sus andanzas. Aquella mañana recibió - en primera fila - los elementos que apuntaban a su presunta conexión (la de esos funcionarios) con actividades ligadas al tráfico de drogas e ilegales. Sí, señor presidente, aquella mañana supo todo cuanto se tenía a mano, hace ya cuatro años, y la única respuesta suya fue defender lo indefendible. Quiso tapar el sol con un dedo, esconderse detrás de las columnas del palacio y no tocar el avispero. Actuó con cobardía y permisividad, algo que nunca espere, especialmente de usted.

Yo sé bien que usted sabía, y que no se le ha olvidado, pues esa mañana se dio por enterado que otros conocían la realidad de su anillo palaciego. El "maco" estaba fuera de la caja y, lo único que quedaba por hacer, era evitar a toda costa que algún día ese "maco" saliera dando brincos en los medios. Pero falló el cálculo.

La noticia de la revocación de esas visas y las razones tras esa decisión, no debe sorprenderle. Yo sé bien que usted sabía. Se sentó en una bomba de tiempo, esperando que ella sola se desactivara, pero no sucedió. Ahora se encuentra en medio de un torbellino, mismo que propicio con tanta permisividad y - en buen dominicano – por blandengue.

Yo sé bien que usted sabía desde hace cuatro años, a mi no me venga con cuentos. Esta vez, lavarse las manos como Poncio Pilatos no será suficiente. Se rodeó de una turba de filibusteros, le vendió su alma a pichoncitos del demonio, y ahora la vida le está pasando factura. Pero no se queje, señor presidente, usted se lo buscó al prohijar esas fullerías, permitiendo que los responsables caminaran por los pasillos del palacio de gobierno con la frente en alto y como perros por su casa. Prefirió hacerse el ciego que a tomar el toro por los cuernos; ni se inmutó ante apoteósicas vagabunderías.

Yo sé bien que usted sabía, por eso les debes una explicación a TODOS los dominicanos...más que un deber es una obligación.

¡Leonel, yo sé bien que usted sabía!

Fuente: acento.com.do