Los jamaiquinos tienen un gen que los hace veloces, dicen unos.
No, es que se han especializado en velocidad y se entrenan mucho y muy
duro, dicen otros.
Son muy pocos los que afirman que se entrenan muy duro porque saben
que tienen el don de la velocidad y entonces quieren ser más rápidos
todavía.
Y algo similar podría decirse de los keniatas y los etíopes en cuanto
a la carrera de larga distancia, o de los… vamos, que así se da la
discusión, polarizada y con acaloramiento. Son raros los que afirman una
cosa y también admiten la otra.
Los primeros, los del gen, dicen que negarlo es cerrar los ojos a la
luz. Los segundos, los del entrenamiento, sospechan que los otros son
racistas.
Esto se debe a que el tema de "genética o entrenamiento" toca las
mismas zonas de susceptibilidad que el de la inteligencia cuando se
habla del rendimiento intelectual de mujeres y hombres, o de blancos y
negros.
Es una de las discusiones básicas en las tertulias deportivas y no
deja indiferente a nadie, porque esto de los genes y su importancia en
el rendimiento suele arrastrar consigo, como una cola lógica, la
conclusión de que la excelencia no se debe al talento y al esfuerzo,
sino a una ventaja física.
El tabú. Y una ventaja física que hereda una
comunidad o una raza entera, en vez de un determinado número de
individuos en determinados países o regiones, o en todas partes, aunque
en diferentes proporciones.
o primero, la herencia global de una raza o de un pueblo, es un tabú,
pero en cuanto a lo segundo es sabido que todos los técnicos,
burócratas y científicos que se ocupan de identificar, seleccionar y
preparar a los futuros atletas tienen en cuenta los factores genéticos
en su tarea, y nadie se escandaliza por ello.
Una de las razones del éxito olímpico del equipo británico es un
programa denominado Gigantes Deportivos, que se encargó de identificar y
"reclutar" a jóvenes altos, fuertes y de determinada contextura física,
para deportes como remo, por ejemplo, que a ese tipo físico le calza
como un guante.
Chelsea Warr, directora de Desarrollo de Atletas en UK Sports, no
tiene empacho en decir que su tarea es "genética multiplicado por medio
ambiente, multiplicado por planificación sistemática, multiplicado por
suerte".
Dos científicos. Colin Blakemore, profesor de
Neurociencia en la Universidad de Oxford, se preguntó hace unos días (en
el periódico The Sunday Times, el 6 de agosto) por qué a la gente no le
llamaba la atención que chinos, indios y negros apenas figuren en las
pruebas de remo, algo tan evidente como la ausencia de blancos en los
100 metros.
Roger Bannister, el primero en bajar de los cuatro minutos en la
milla, ahora un célebre científico, osó decir en 1995 que los atletas
negros podrían tener ventajas relativas en ciertos deportes, tal vez
debido a diferencias genéticas en sus músculos y tendones.
La reacción fue de lo más virulenta y contribuyó a sepultar el debate: si a Bannister le habían saltado al cuello...
Pero Blakemore dice ahora que dentro de poco tiempo Gigantes
Deportivos, además de altura, fuerza y contextura de los candidatos,
estará analizando sus ADN, que se convertirían así en un requisito para
recibir fondos públicos.
La visión de Michael Johnson. El gran campeón
estadounidense Michael Johnson, colaborador de la BBC, es uno de los
pocos atletas negros que comparten la perspectiva genética de la
excelencia deportiva, pero él le da un sesgo muy particular, que ha
levantado una polvareda.
Asegura que debe su atleticismo al hecho de ser descendiente de esclavos.
Hace poco, en un programa de televisión, dijo que la brutalidad del
tratamiento de los esclavos africanos, desde su captura hasta el trabajo
en las plantaciones americanas, habría significado un proceso de
selección natural.
Llama la atención la independencia de esta postura de Johnson, ya que
muchos atletas negros, como la sociedad negra en general, sospechan de
las teorías de la superioridad física, porque muchos racistas blancos
las invocan como "prueba" de la supuesta inferioridad intelectual de los
negros.
Los racistas también sugerían que la superioridad física del negro
"explicaba" su supuesta pereza: porque no tienen que esforzarse tanto.
Se abrió paso así la falsa noción que convierte el tema en tabú: que
el índice de capacidad física es inversamente proporcional al índice de
inteligencia.
Dos regiones africanas. La mayoría de los esclavos
provino de África Occidental, de modo que los "genetistas" suelen decir
que "el gen de la velocidad" se originó allí.
Ahora, Johnson dice que el desarrollo se dio en América y el Caribe.
En su apoyo, uno podría preguntarse por qué, si se originó en África
Occidental, los velocistas de esa región no son tan dotados como los
americanos y caribeños.
En forma similar, se habla del "gen del fondo" de los pueblos del
llamado Cuerno de África: Kenia, Etiopía, Somalia, Eritrea, que tienen
una constitución física y atlética muy diferente a la de los velocistas.
De esto hemos hablado extensamente en El Blog de Lalo, pero cabe
señalar que los defensores de la teoría del entrenamiento han señalado
triunfalmente que la medalla de plata obtenida en los 10.000 metros de
estos juegos por el blanco estadounidense Galen Rupp refuta las
pretensiones de los genetistas.
Un atleta blanco que gana una medalla y ya se dice que todo es entrenamiento y que es una prueba del "error" de los genetistas.
El hecho de que el ganador del oro, Mo Farah, sea británico, no es
anotado como prueba en contra de los genetistas, debido al simple hecho,
que no les conviene citar, de que Farah es un somalí que llegó a Gran
Bretaña de niño.
¿Por qué no ambas cosas? Y así está el debate, por
lo menos a nivel popular, ya que los científicos no vacilan en aceptar
ambas teorías, que no son mutuamente contradictorias.
Explican, en primer lugar, que el hecho de que no se haya encontrado
"el gen" no significa que no exista, así como el Bosón de Higgs existía
antes de ser encontrado.
¿Y por qué debe ser exclusivo de un pueblo o de una raza? Ross
Tucker (no confundir con el periodista de ESPN), un fisiólogo que
codirige un sitio de internet especializado en ciencia deportiva, The
Science of Sports, dice que lo más sensato es suponer que los "genes
favorables" abundan más en ciertos grupos que en otros.
"Cuando tratas de encontrar un gen que tú crees que los jamaiquinos
pueden tener y otros pueblos no", dice Tucker, "te condenas a una
búsqueda negativa, porque el gen podría estar presente en todas partes.
Estás haciendo la pregunta equivocada. Deberías averiguar si el gen
puede existir en más gente de ciertos grupos, y así determinarla
probabilidad de que allí sea más fácil producir un campeón".
Bolt trabaja y también… En otras palabras, más sencillas: gente
rápida hay en todas partes, no sólo en Jamaica. Pero el hecho de que en
esa pequeña isla (10.000km2) de menos de 3 millones de habitantes los
velocistas surjan como hongos no se puede "explicar" con el argumento de
que trabajan y se entrenan más que los demás.
Tucker y sus colegas afirman que el rendimiento de élite es
consecuencia tanto del entrenamiento especializado como de factores
genéticos que facilitan el rendimiento.
De ambas cosas en diferentes combinaciones, no de una sola de ellas.
Sin esfuerzo, sin trabajo, Usain Bolt sólo sería un señor simpático
que cuenta buenos chistes. Y lo mismo si no tuviera "algo" en su perfil
genético.
Fuente:Hoy
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