Manhattan, New York.-Tenía 11 años cuando sintió, por vez primera, que el mundo se le venía encima. Al cumplir 27 ya no le gustaban los bares ni restaurantes, cansada estaba de identificarse para demostrar que tenía la edad legal para tomarse un trago. En su trabajo enfrenta similares desafíos, por razones iguales.
Leer mas
No hay comentarios:
Publicar un comentario