El presidentre de la Comisión de Control del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Julio Maríñez Rosario, afirmó hoy que la crisis de esa organización política tiene como factor desencadenante y constante la pretensión del grupo del expresidente Hipólito Mejía de controlarla a su antojo, usándola como instrumento para aspirar permanentemente a ganar el poder o como fuente de negociación y acumulación de capitales durante las campañas electorales.
Maríñez atribuyó a ese fenómeno, que identifica como “la ambición desmedida del hipolitismo”, las derrotas del PRD en las elecciones de 2004, 2006, 2008, 2010 y 2012, y aseguró que también “podría perder las de 2016, si es que el hipolitismo no desanda sus malos pasos o es disminuido a su mínima expresión”.
Los criterios del dirigente perredeísta están expuesto en el documento “Hugo, perseguido por sus fantasmas”, en el que refuta la posición del diputado nacional e historiador Hugo Tolentino Dipp de acusar al presidente del partido, Miguel Vargas, de la crisis que padece esa organización, y proponer que el grupo de Hipólito Mejía abandone al PRD y forme un nuevo partido.
Según un comunicado, el también vicepresidente del PRD considera lastimero que un historiador analice la crisis del PRD de manera superficial y se limite a proyectar sus aspectos anecdóticos, resalte las actitudes personales y no ahonde en sus verdaderas causas.
Maríñez expone que la actual crisis perredeísta inició con la reforma constitucional de 2002, que impuso a Hipólito Mejía como candidato a la reelección.
“Conocido que Hipólito se guía por las encuestas, muchos no entendieron por qué si sabía que llevaría al PRD a una derrota electoral segura en los comicios de 2004, no respaldó a Fello Suberví o a Milagros Ortiz Bosch, que apoyados por el mandatario sí tenían posibilidades de ganar”, expresa.
Señala que en realidad en 2004 el objetivo del “hipolitismo” no era ganar las elecciones sino usar la campaña electoral para controlar la organización, por lo que pasados los comicios expulsan a Hatuey De Camps y Rafa Gamundi como presidente y secretario de organización, sustituyéndolos por Vicente Sánchez Baret y Juan Santos.
Agrega que en control absoluto del PRD, en las elecciones de medio término de 2006 el hipolitismo impone la llamada “Alianza Rosada”, que acentúa la debacle electoral de 2004, cuando Leonel Fernández obtiene el 57% de los votos frente al 33 de Hipólito.
Entre 2004 y 2006, relaciona Maríñez, la hegemonía hipolitista lleva al PRD a perder su amplia mayoría en el Congreso y los ayuntamientos y a perder el apoyo del electorado en las grandes plazas electorales urbanas, iniciándose el control peledeísta de todos los estamentos del Estado.
Y establece que la reforma constitucional de 2002 y las derrotas de 2004 y 2006 obligan al hipolitismo a no intentar escamotear la nominación presidencial a Miguel Vargas en 2008, aunque lo perjudicaron porque el candidato debió dedicar gran parte de sus energías a desactivar presiones y conflictos y acceder a negociaciones forzadas la vieja guardia, mientras Mejía hacía zozobrar un acuerdo de primera vuelta ya adelantado por Vargas con un sector reformista.
Documenta el dirigente perredeísta que en 2010, y procurando su control partidario a cualquier costo, el hipolitismo se alía con el PLD para impedir que el PRD quedara con representación senatorial, pese a ser el partido más votado
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