Santiago, RD.-La estructura criminal operaba bajo un esquema bien organizado. Desarrollaba sus actividades de manera concertada y coordinada, con diversas tareas o funciones repartidas, encaminadas a cometer ciberdelitos, desde su base en Santiago, y sus víctimas en Estados Unidos, algo que a sus miembros les dejó riquezas, buena vida y poder, hasta que terminaron en manos de la justicia.
Hace, justamente, nueve días hoy desde que el pasado miércoles 2 de marzo la Procuraduría General de la República trazó la marcha de la Operación Discovery, con una rueda de allanamientos en call centers de Santiago, el centro operativo de la red de ciberdelincuentes, de los que afirma sentaron base allí, “dedicados al ciberdelito, a la extorsión sexual y económica, así como al robo de identidades de ciudadanos de Estados Unidos”.
Por el momento 38 implicados en la presunta red aguardan para que se les conozca medida de coerción el lunes venidero.
Entre ese grupo figuran Sucre Rafael Rodríguez Ortix y Pablo Miguel Balbuena, alías “La válvula”, como supuestos cabecillas de la red criminal.
En el documento acusatorio depositado por el Ministerio Público, el mismo donde el órgano persecutor pide 18 meses de prisión preventiva como medida cautelar para todos los detenidos, se ofrecen detalles inéditos del modus operandi de la red.
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