SANTO DOMINGO.- La familia Trujillo está empeñada en presentar al dictador como una necesidad histórica y como el único que fue capaz de echar a andar el desarrollo en la Republica Dominicana, afirmó el historiador Juan Daniel Balcácer.
En tanto que el escritor Andrés L. Mateo consideró que los intentos de hacer pervivir el trujillismo 50 años después de su liquidación se explican porque la larga permanencia del autoritarismo y falta de institucionalidad escamotearon los procesos históricos en el país.
Al analizar el libro “Trujillo, mi padre…” que se atribuye Angelita Trujillo, Balcácer apunta que “lo que Angelita hace es un despropósito desde el punto de vista histórico: no hay como enaltecer la memoria de un Trujillo, cuya razón de ser es la violencia”.
“Es natural que a lo largo de 30 años el pueblo dominicano experimentara progresos, avances. Cuando Trujillo llega al poder en el 1930 éramos un millón de habitantes, en el plano demográfico, y cuando muere en el 61 éramos tres millones”, explica.Agrega que durante su régimen “crecimos de 12 provincias a 21… de manera que hubo avances materiales pero a un costo espiritual muy elevado para el pueblo, por represión, y sobre todo una inoculación de la ideología trujillista”.
Explica que cuando desaparece Trujillo la mentalidad del dominicano “estaba condicionada a que la presencia de ese hombre en el poder era la única garantía que teníamos los dominicanos para continuar hacia delante”.
Balcácer estima que ese referente asoma cada vez que falla uno de los mecanismos institucionales de la democracia. “Aquí se formaron una o dos generaciones sin tener una noción lo más cercana posible a lo que fue la era de Trujillo. Eso produjo un amplio vacío y cuando se comienza a hablar de una historiografía después de la revolución de abril de 1965, que trasformó en muchos aspectos la sociedad dominicana, surgen los nuevos enfoques”.
Entrevistado junto a Andrés L. Mateo en el programa televisivo “De la semana”, Balcácer expresó que buena parte de la justificación del trujillismo se trata de sustentar en el hecho de que acabó con la montonera, manejo el país con fuerza y dio a entender que el país funcionaba
Empero, sostuvo que “al trujillismo hay que ponerle como telón de fondo la violencia”, por lo que su régimen nunca representa una alternativa a las carencias en el plano social que hay en los actuales momentos.
Para Mateo, la pervivencia del trujillismo encontró en Joaquín Balaguer una continuación, lo que explica que gobernara el país “con todos los atributos de la tradición autoritaria”, aunque “había partidos políticos opositores, prensa opositora, había Congreso, había supuestamente una Suprema Corte de Justicia”.
Afirmó que cuando “los mecanismos de la democracia formal fracasan”, llegan los referentes “al autoritarismo, la apelación a los mecanismos que tienen una tradición de dureza, a los elementos represivos, a aquí hace falta un Trujillo, todos estos elementos han constituido el caldo de cultivo para que la referencia al trujillismo no sea superada y para que recupere en la literatura y para que tenga vigencia en la vida social”.
“No hay en la historia política dominicana un régimen en que la abyección haya adquirido un nivel de dominio de lo social tan completo”, apunta Mateo.
Al enjuiciar el libro que se atribuye Angelita Trujillo, el Mateo expresa que “proviniendo de una persona como Angelita, no hay la más mínima posibilidad de un acercamiento a la verdad”, porque del engendro de un régimen como el trujillista “no hay posibilidad de que el testimonio tenga la estatura de la verdad”.
Concluye que el propósito de Angelita “es un despropósito desde el punto de vista histórico porque no hay cómo enaltecer la memoria de un Trujillo, cuya razón de ser es la violencia”.
El programa De La Semana, que dirige y presenta Pablo McKinney, se transmite los sábados a las 11:00 PM por Color Visión y los domingos a las 4:00 de la tarde con repetición a la medianoche a través de TeleRadio América.
Fuente: Clave Digital
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